Urbanización El Manzanillo en San Antonio de prado: el cielo y el suelo que perdimos

Por Fernando Betancur

Nuestro colega del periódico Ciudad Rural de San Antonio de Prado,.

En el año 2002 advertíamos desde sus páginas sobre las consecuencias del crecimiento urbano desordenado en el corregimiento. Bajo el título “El cielo que perdimos”, señalábamos cómo, desde Prados del Este hacia el occidente, se disfrutaba un paisaje rural dominado por la torre del templo principal de San Antonio de Prado. Sin embargo, la construcción de las torres de Villa Loma y, una década después, de las torres de El Manzanillo, borraron ese horizonte.

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Hoy, más de veinte años después, debemos agregar que también perdimos el suelo. La ola invernal que azota al corregimiento ha dejado en evidencia los riesgos de haber construido donde no se debía. El terreno sobre el cual se levantó la urbanización El Manzanillo no era apto para este tipo de desarrollo y nunca debió ser destinado a uso residencial.

Durante la última semana de abril, las alarmas se encendieron cuando comenzaron a detectarse movimientos de tierra desde la parte alta de la urbanización hacia los predios del Colegio Empresarial. Esta situación amenaza con socavar las bases de la edificación, la cual, según múltiples voces ciudadanas, fue construida al margen de la legalidad.

En redes sociales, ciudadanos como Yamid Arango Echeverri afirman que “estos edificios fueron construidos sin estudios de suelo y, luego de pagar una multa y pasar billetes por debajo de la mesa, se permitió que continuaran con la obra”.

Francisco Betancur señala que “en su momento se negó la licencia a la constructora, pero misteriosamente otra empresa apareció y levantó columnas sobre aguas subterráneas que provienen desde la cancha sintética y se dispersan por todo el sector”.

Génesis Vélez, por su parte, advierte que esas urbanizaciones no están dentro del polígono de urbanización y, por lo tanto, “no tenían por qué construirse, ni siquiera habitarse. Se va a mover la tierra y esas torres van a caer sobre el Colegio Empresarial. Ojalá no hayan más de 500 muertos”.

Desde esta tribuna hacemos un llamado urgente a las autoridades competentes para que actúen de inmediato y mitiguen, en lo posible, las consecuencias de un desastre que pudo haberse evitado. San Antonio de Prado no puede seguir perdiendo su patrimonio, ni arriesgar la vida de sus habitantes, por decisiones negligentes o intereses particulares.

Hoy, tristemente, este corregimiento está literalmente con el agua al cuello.

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