Universidad Nacional de Colombia

Investigadores del grupo One Health de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia colaboraron con el GHYGAM (Politécnico Jaime Isaza Cadavid) y la UdeA, en un estudio que revela que el 98 % del material particulado PM2.5 en el aire del Valle de Aburrá está compuesto por bacterias .
Se caracterizaron genéticamente cerca de 2.000 microorganismos: algunas bacterias son extremófilas—resistentes a pH bajo y radiación—y varias presentan resistencia intrínseca a antibióticos, lo cual supone un serio riesgo de salud pública .

El material particulado puede penetrar los pulmones y llegar al torrente sanguíneo, alcanzando órganos como corazón, riñones, cerebro y placenta, con asociación a enfermedades cardiovasculares, infartos, cáncer renal, diabetes y complicaciones durante el embarazo .
Sin embargo, también se hallaron bacterias con potencial beneficioso, capaces de degradar contaminantes, abriendo puertas para avances en biotecnología ambiental .
El equipo académico desarrolló un modelo integrado de datos químico-genéticos-meteorológicos, ya compartido con autoridades, para apoyar decisiones basadas en evidencia. Además, lanzaron una campaña de educación ambiental dirigida a conductores de taxis y volquetas, que usan un lenguaje accesible para sensibilizar sobre esta amenaza invisible .
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Niveles de riesgo detectados (10 de junio de 2025):
Composición peligrosa: El aire contiene bacterias potencialmente patógenas y resistentes a antibióticos en el 98 % del PM2.5.
Vulnerabilidad elevada: Personas mayores, niños y sin inmunidad corren mayor riesgo por la presencia de patógenos oportunistas.
Normativa insuficiente: Las regulaciones actuales no consideran la composición biológica del aire, enfocadas solo en masa de partículas.
1754-3Amenaza sistémica: La contaminación microbiana puede causar enfermedades respiratorias, cardiovasculares, renales, neurológicas y efectos en el embarazo .
Recomendaciones urgentes para Medellín
1. Protección personal
Usar mascarilla, especialmente en días de alta concentración de PM2.5.
Evitar exposiciones prolongadas en exteriores, sobre todo para grupos vulnerables.
2. Extender campañas educativas
Continuar la educomunicación hacia conductores y comunidades, con lenguaje claro y accesible.
3. Mejorar monitoreo y regulación
Incluir análisis microbiológicos en la normativa de calidad del aire.
Implementar estaciones que midan la composición biológica además de la masa de PM2.5.
4. Planificación urbana e interinstitucional
Rediseñar espacios para reducir la acumulación de partículas.
Fomentar redes entre universidades, autoridades ambientales, salud pública y ciudadanía.
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Conclusión
Este estudio representa un aviso urgente: no solo inhalamos partículas, sino ecosistemas bacterianos completos, algunos dañinos y resistentes. Las autoridades, el sector salud, la academia y la comunidad deben actuar de inmediato para prevenir riesgos y reformar políticas de calidad del aire.

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